des-a{r}mada

Siempre me despierto desarmada;
los pensamientos en la almohada,
las ganas en la cama,
los brazos y las piernas en los sueños...

Y a lo largo del día el rompecabezas se recompone,
regresan los pensamientos, las ganas.
Me acomodo la cabeza, los brazos, las piernas
sin embargo casi siempre se me olvida el corazón...

Se me olvida, porque lo tengo dormido,
esta descansando de tanto ajetreo.
Pobre corazón el mio, tan descolorido.

Siempre me despierto así,
pero a la hora de la Luna,
me encuentro ¡tan bien armada!
que trato de prolongar el sueño.

Pero llega la despedida,
despedirme de mi tan armada, tan entera.
Cedo al sueño, la nostalgia atormenta
y me doy cuenta que no he caido en los brazos de morfeo.

El miedo absorbe y ansia la metamorfosis que esta a punto de suceder.

Me aterra saber que cuando despierte,
tendré que reconstruirme de nuevo.

En cuanto cierro los ojos, me empiezo a desarmar.

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