La función reguladora de la Luna del ciclo menstrual (término que proviene del griego menses, que significa luna) le otorgó una asociación con la fertilidad en épocas antiguas.
La diosa Luna Ch’ang-o, o Heng-o, una de las figuras más populares de las creencias folclóricas chinas, ilustra la característica de la Luna femenina bajo uno de sus aspectos más benignos.
En la mitología china, Ch’ang-o era la esposa del arquero I, al que se le concedió el elixir de la inmortalidad por haber salvado a la humanidad al abatir a nueve de los diez soles que salieron juntos amenazando con quemar el mundo. Un día, I regresó a su casa y encontró con que su esposa se había bebido el elixir, por lo que la persiguió hasta la Luna. La liebre lunar ofreció protección a la mujer y forzó a I a desistir de su empeño. Desde entonces se dice que Ch’ang-o vive en la Luna, modelo de belleza y modestia.
En al mitología de la India brahmánica, se dice que la Luna está donde van las almas de los difuntos. Sus fases pueden indicar una analogía con los ciclos orgánicos y el reino de la naturaleza, como ocurre en al mitología de algunas zonas de América del Sur, donde se cree que la Luna es la madre le las hierbas.
En la antigua Mesopotamia hubo quienes consideraban que el calor de la Luna, más que el del Sol, era la fuerza energética mediante la que crecían las plantas.
En el mundo de la antigua Grecia, los poetas vieron a la virgen cazadora Artemisa (Diana para los romanos) como la diosa con tres formas, siendo sus otros dos aspectos Selene, la Luna del cielo y Hécate, una misteriosa diosa del inframundo. La triple diosa puede ser interpretada como tres fases del cielo lunar: el arco de plata que lleva Artemisa representa la Luna nueva, Selene es la Luna llena madura, y Hécate, lo oscuro de la Luna. La propia Hécate presenta el mismo simbolismo triple, siendo descrita a menudo con tres cuerpos o con tres cabezas. Va errando entre las almas de los muertos y su llegada se anuncia con el aullido de los perros.
La influencia de la Luna sobre las mareas de la Tierra se refleja en sus asociación mitológica con el agua. Las leyendas germánicas relacionan a la Luna con el agua y el engaño. Una de las leyendas más conocidas es la del zorro que convence a un lobo de que el reflejo de la Luna es una cara de agua es una muchacha que toma un baño. El lobo se sumerge en el agua en su intento de atrapar a la muchacha y se ahoga.
Coyolxauhqui representa para los aztecas a la diosa Tierra y la Luna. Está relacionado con las cuatrocientas estrellas deidades de Huitznauna, que está bajo su control. Posee las potencias mágicas que con ella pueden hacer gran daño.
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