Felicidad Clandestina: Clarice Lispector

Hay un cuento de Clarice Lispector que se llama Felicidad clandestina

Me parece muy simpatico, mas que todo por la manera tan natural de narrarlo, recomiendo que lo lean completo, ahora mismo pondre algunos de mis parrafos favoritos.


Favoritos porque Clarice supo transmitir con sus letras la sensación esa que a muchos de los que nos apasionamos con los libros, empezamos a sentir cuando los descubrimos, mientras los vivimos y cuando los poseemos.

"Era un libro gordo, válgame Dios, era un libro para quedarse a vivir con él, para comer, para dormir con él."

"¿Cómo contar lo que siguió? Yo estaba atontada y fue así como recibí el libro en la mano. Creo que no dije nada. Cogí el libro. No, no partí saltando como siempre. Me fui caminando muy despacio. Sé que sostenía el grueso libro con las dos manos, apretándolo contra el pecho. Poco importa también cuánto tardé en llegar a casa. Tenía el pecho caliente, el corazón pensativo. Al llegar a casa no empecé a leer. Simulaba que no lo tenía, únicamente para sentir después el sobresalto de tenerlo. Horas más tarde lo abrí, leí unas líneas maravillosas, volví a cerrarlo, me fui a pasear por la casa, lo postergué más aún yendo a comer pan con mantequilla, fingí no saber dónde había guardado el libro, lo encontraba, lo abría por unos instantes. Creaba los obstáculos más falsos para esa cosa clandestina que era la felicidad. Para mí la felicidad siempre habría de ser clandestina. Era como si yo lo presintiera. ¡Cuánto me demoré! Vivía en el aire... había en mí orgullo y pudor. Yo era una reina delicada. A veces me sentaba en la hamaca para balancearme con el libro abierto en el regazo, sin tocarlo, en un éxtasis purísimo. No era más una niña con un libro: era una mujer con su amante."

No hay comentarios.:

Publicar un comentario